Título: El manifiesto negro
Tema: Anarquismo
Fecha: Enero de 2013
Fuente: Contacto directo con Biblioteca Social d’Olot.
Notas: Biblioteca Social d’Olot. La Vall d’en Bas.

«El anarquismo puede ser considerado como procediendo de la hipótesis que hay una tarea negativa que tiene que ser cumplida... el anarquismo nos puede decir lo que tenemos que desaprender para ser libres, pero no nos puede decir como utilizar esta libertad: el anarquismo no impone ningún tipo de vida sobre nosotros, nos reta a hacer una vida digna, para liberarnos de todos los vestigios de la autoridad del poder, de la autoridad política».

David Wieck

Introducción

Lo que no es este manifiesto

No es una sandez de quien no tiene los pies en el suelo. Somos conscientes de la correlación de fuerzas existente en la sociedad actual, y del mismo modo somos conscientes de las dificultades que hay en mayor o menor grado para poder aplicar cada uno de los posicionamientos que a continuación iremos exponiendo. Aún así, a pesar de las dificultades a que nos enfrentamos, estas no son bastante grandes para ser una excusa válida para quedarse inactivo. Y menos cuando el ideario anarquista está teniendo un crecimiento importante en varias partes del mundo.

Lo que sí es este manifiesto

Es una herramienta. Una herramienta útil para la transformación social desde posicionamientos anarquistas. Para contribuir desde la Garrotxa a aportar un granito de arena más para lograr una sociedad entre iguales y libre.

Este manifiesto no pretende fijar unas bases dogmáticas ni mucho menos. Como buen manifiesto anarquista que es, aspira a no parar las acciones revolucionarias, cuestionando permanentemente los objetivos conseguidos y las opiniones emitidas. Si la revolución se para, la revolución se muere.

Intentaremos exponer teoría y práctica. Es por eso que encontrarás propuestas que se están llevando a cabo en este mismo instante o que son realizables a corto, medio y largo plazo.

Es un manifiesto que tocará aspectos que nos parecen interesantes, pero estos no son todos los aspectos de la vida cotidiana o de la sociedad futura sobre los que el anarquismo tiene o ha tenido cosas a decir, y es por eso que para profundizar más en detalle en lo que exponemos, y en lo que plantea el ideario anarquista en aspectos que nosotros no tocaremos, te recomendamos visitar la web de la Biblioteca Social de Olot:

http://www.bsolot.info/

Está por ver el grado de eficiencia de este manifiesto, pero lo que está claro, es que no es ni pretende ser un objeto inerme.

Breve análisis de la situación actual

Noam Chomsky, en su «Indignados. En el epicentro del capitalismo mundial»[1], define la raíz de la problemática que ha causado la crisis actual desde la perspectiva de los EE.UU., que como podemos comprobar a continuación, es extrapolable a la situación que nos encontramos en Cataluña actualmente, puesto que por los mismos periodos, el mundo de las finanzas actuó del mismo modo más o menos por todas partes:

«En la raíz de este acontecimiento [la crisis económica o sistémica] se encuentra un gran cambio ocurrido en la economía y que empezó a tener lugar en la década de 1970. Fue más intenso con Reagan y con Thacher en Inglaterra, y de allí en adelante. (...) hubo un cambio en la dirección hacia el incremento del papel de las finanzas en la sociedad. Martin Wolf, uno de los grandes comentaristas financieros, escribió recientemente que los sistemas financieros están acabando con los mercados actuales del mismo modo que la larva destruye a su anfitrión. Es uno de los economistas más respetados del mundo y no es un radical. Pero este es el efecto que ha provocado el sistema financiero. Al mismo tiempo tenemos la decisión de las corporaciones de llevar al extranjero la producción. Una vez más, no se trata de una ley de la naturaleza. Se podían tener condiciones de trabajo y de producción dignas en casa y en el extranjero, pero allí obtenían más beneficios. Estas decisiones cambiaron profundamente la economía. Una de las consecuencias fue que la riqueza quedó masivamente concentrada en las industrias financieras y esto condujo a la concentración de poder político que controla la legislación y etc., etc., manteniendo en funcionamiento el ciclo vicioso.

En parte, todo esto fue debido a la desregularización [de los bancos]. (...) Al inicio de la década de 1980 empezó a haber crisis financieras, burbujas. Hubo diversas durante las administraciones Reagan. La de Clinton acabó con el estallido de una gran burbuja tecnológica.

Hay un montón de dinero rodando por por todas partes y mucha menos producción real de lo que necesita la gente. Una de las formas en que las familias consiguieron sobrevivir durante el periodo de estancamiento fue verse atrapadas en burbujas. (...) Una gran parte de todo esto fue esencialmente un robo: las hipotecas subprime y complicados mecanismos mediante los cuales los bancos podían trocear las hipotecas porque siempre hubiera otros que asumieran la responsabilidad cuando se produjera el colapso (...).

Para gran parte de la población esto era todo lo que tenían [lo que perdieron al estallar la burbuja](...). Es un desastre. Esta clase de cosas continuarán existiendo mientras haya mercados no regulados, que encima disponen de una póliza de seguro gubernamental. Se llama «demasiado grande para caer»: si alguien tiene problemas, la persona de la calle pagará con sus impuestos, una política que cómo es lógico da como resultado la infravaloración del riesgo.

Las agencias de crédito ya tienen en cuenta el hecho que serán rescatadas la próxima vez que la pifien. Lo cual, naturalmente, incrementa todavía más el riesgo. Si no es la vivienda, será cualquier otra cosa, materias primeras o lo que sea. Es un casino financiero, en lugar de una economía protegida, y cómo es lógico sale herida la gente que no es rica, el 99 por ciento».

La cuestión, es como afrontar todo esto desde la clase oprimida, pues si lo dejamos en manos de políticos, ya vemos que son meros títeres de los mercados y de los intereses políticos de las potencias líderes (Alemania, Francia, EE.UU., China, etc.) y principalmente de los caprichos de las entidades financieras y multinacionales. Está claro que el sistema democrático de representación parlamentaria, tiene un recorrido muy limitado, y las aspiraciones del pueblo no se encuentran representadas. Sólo hay que ver los constantes recortes en derechos sociales, especialmente en cuanto a sanidad y educación. Pero especialmente preocupante son los ataques a los derechos laborales, con lo cual consiguen tenernos más atados a la hora de presentar batalla, utilizando el miedo a quedarse sin trabajo y tener que acabar engordando la miríada de trabajadores que tienen que ir a buscar trabajo en el extranjero o aceptar contratos temporales y precarios.

Es evidente, que la voracidad del sistema financiero no tiene límites, y aprovecha la situación actual creada por esta «larva» que citaba Martin Wolf, para continuar recortando derechos que ya hace años las élites financieras y empresariales tenían el ojo puesto, con la excusa de que es insostenible, principalmente el sistema de pensiones y la sanidad, las cuales suponen un jugoso fruto a la hora de gestionar las grandes cantidades de dinero que mueven. De continuar así, pasarán a ser gestionadas por manos privadas (veamos el caso de privatización de Hospitales en la Comunidad Valenciana y en la de Madrid, que son la punta de lanza para acabar apareciendo en el resto del estado).

Este es el siguiente objetivo de estos vampiros, y más con la desaparición de lo que se denominó «segundo mundo» (los países de la órbita soviética, que no por denominarse socialistas eran menos opresores), contra quienes esgrimían su «estado del bienestar», figura esta última que ya no interesa a los poderosos, pues les quita la oportunidad de sumar dinero y calamidades en su haber ya de por sí muy «lozano». Pero en nuestra opinión, y citando otra vez el ejemplo de Martin Wolf, esta larva es tan estúpida y voraz, que no ve que se está zampando este envoltorio que le garantiza la existencia y el bienestar: la paciencia de la clase trabajadora.

Mención aparte sería la corrupción financiera, fenómeno especialmente arraigado en la cuenca mediterránea desde tiempos inmemoriales. Práctica esta, que tienen monopolizada los políticos y las élites financieras que los rodean como moscas a la miel. Eje este último de gran desprestigio del sistema parlamentario a ojos del pueblo trabajador, sobre el cual volveremos posteriormente.

La defensa de los servicios públicos. Anarquistas de estado?

Puede parecer contradictorio, pero hoy por hoy, es necesario apoyar a unos mecanismos que hasta ahora ha gestionado el estado. Sanidad, educación y sistema de pensiones, son principalmente como ya hemos dicho antes, el objetivo de los buitres neoliberales.

A falta de poder aplicar estos mismos sistemas de manera autogestionada y col·lectivitzada desde la sociedad a corto plazo, hay que articular y dirigir parte de nuestros esfuerzos para la defensa de los mismos. El contrario, el dejarlos caer en manos de entidades privadas, nos supondrá la fragmentación y el aumento de las desigualdades entre la propia clase trabajadora.

Toda privatización capitalista equivale a un negocio, y no nos podemos permitir un negocio en sanidad, pues esto garantizará que intenten obtener los máximos beneficios a expensas de nuestra salud.

No nos podemos permitir que la educación acontezca un negocio, pues limitará el acceso en las aulas a los más desfavorecidos económicamente hablando o a los menos dotados para esta tarea, y reducirá la oferta de estudios y conocimiento en pos de una mejor oferta al mercado de trabajo, y por lo tanto, a los poderosos que lo gobiernan.

No nos podemos permitir un negocio sobre el sistema de pensiones, pues nos podemos encontrar teniendo que utilizar este «seguro» que nos tenía que garantizar una vejez tranquila, para pagar la operación de un familiar o amigo y acabar condenados a trabajar hasta el lecho de muerte.

Para tener la certeza que esto será así, sólo hay que mirar la situación en estos mismos ámbitos en el líder mundial de las privatizaciones: los EE.UU.

Planteamientos anarquistas para una economía más racional

Para hacer una radiografía de lo que entendemos por una economía más ecológica, sostenible y justa, estableceremos los ejes o valores que a nuestro entender lo tendrían que fundamentar, y sobre los cuales Michael Albert y Roben Hahnel construyen su teoría sobre la Economía Participativa (parecon), que en los aspectos fundamentales compartimos: Solidaridad, diversidad, equidad, autogestión y eficiencia.

Contrapondremos estos valores a las irracionalidades del sistema capitalista. Un sistema, la maquinaria del cual puede parecer firme e imparable, y que anteriormente ha superado momentos difíciles por su propia viabilidad, pero su esencia es el canibalismo y esto lo hace inestable y auto destructivo. A pesar de su prepotencia, es vulnerable, y nosotros tenemos que actuar sobre estas grietas. Educando, denunciando y luchando sistemáticamente contra un sistema que no sólo es inmoral, también es estúpido. Inmoral porque para salvarse está dispuesto a jugar con las vidas humanas, y estúpido porque en su propio ADN trae forjado a hierro al rojo vivo la autodestrucción de si mismo, pues es un sistema basado en la avaricia sin límites. Y es que su mecanismo interno tiene un funcionamiento más básico y elemental del que se pretende: devorar o ser devorado. Es un leviatan, es Saturno devorando a sus hijos.[2]

La solidaridad

El sistema capitalista actual, fomenta la competencia desmesurada, sin freno, donde prevalecen los que están más dispuestos a pisar a los otros y donde el más fuerte y despiadado acaba obteniendo más beneficios. Economía esta, donde prima el aspecto del beneficio sobre el de la sensatez, donde empresas rendibles y sostenibles en Cataluña son trasladadas a terceros países en función de los mayores beneficios o son mantenidas aquí a cambio de empeorar las condiciones de trabajo de sus empleados. Todo en aras de sostener lo más importante: la posición de superioridad o de poder, ejercido por una minoría explotadora sobre una mayoría explotada, que es provista o desprovista de recursos en función de decisiones arbitrarias de la clase dominante.

Necesariamente la economía a la que tenemos que aspirar como anarquistas, tiene que ser una que piense en el bien común y no en el simple beneficio. En palabras del Mismo M. Albert: «Sólo un psicópata podría argumentar, si no intervienen otros factores, que una economía es mejor si provoca hostilidad y comportamientos antisociales. Toda persona cuerda argumentará que, si no intervienen otros factores, una economía es mejor si produce solidaridad».

La diversidad

El sistema capitalista, en contra de lo que nos quieren hacer creer, no fomenta la diversidad. Tiende a homogeneizar y a crear necesidades allá donde no las hay.

Un ejemplo claro lo sufrimos por ejemplo en un Sistema Operativo de un ordenador. De todos es conocido el fuerte monopolio que ha ejercido Microsoft con su Sistema Operativo Windows durante años en el desarrollo de la informática, la cual está siendo rota sólo por sistemas operativos libres (como los desarrollados por Linux, Ubuntu, Debian, etc.), más propios de un pensamiento anarquista y que podríamos situar fuera del contexto capitalista, pues son descargados gratuitamente, gestionados, compartidos y mejorados por los mismos usuarios de manera libre y solidaria. En definitiva para el bien común. Cosa que no hace Microsoft como paladín capitalista en este campo, priorizando los beneficios económicos por encima del bien común y el conocimiento, manteniendo sus códigos cerrados y a la vez destruyendo siempre que puede a cualquier competidor, cosa que resulta más fácil cuando más peso económico ha conseguido el monstruo de turno.

Que el capitalismo acostumbre a ser la ley del mes fuerte, y que estas multinacionales o élites financieras resultantes de este proceso tengan, como es sabido por todo el mundo, poder sobre las decisiones políticas cómo en la actualidad, no sólo arrasan la diversidad en la producción, sino que garantizan que este sea el estado permanente de las cosas, limitando la creatividad y la evolución compartida tanto por lo que se refiere a la variedad de productos como en cuanto a la extensión de la investigación y el saber colectivo.

Richard Stallman, uno de los fundadores del Movimiento por el Software Libre, definía esta situación (que sería extrapolable a otros muchos productos) de la siguiente manera:

«Que las empresas tengan especial influencia en la política significa que la democracia está enferma. El propósito de la democracia es asegurarse que los ricos no tengan una influencia proporcional a su riqueza. Y si tienen más influencia que tú o que yo, esto significa que la democracia está fallando. Las leyes que se obtienen de esta forma no tienen autoridad moral, sino la capacidad de hacer daño».

Para nosotros, como anarquistas, la prioridad no está en crear la demanda, sino abastecerla según las necesidades reales existentes, y como personas diversas tenemos necesidades diversas, y por lo tanto, los productores/consumidores que somos, necesariamente tenemos que decidir qué necesitamos y como lo queremos producir. Siempre atendiendo a la sostenibilidad, está claro, y atendiendo la más gran diversidad que nos permitan las circunstancias como garantía de mejora.

La equidad

El capitalismo recompensa de una manera agobiante la propiedad y el poder de negociación. Afirma que aquellos que tienen un documento de propiedad productiva, en virtud de tener este trozo de papel y nada más, merece beneficios. Y dice que aquellos que tienen un gran poder de negociación basado en cualquier cosa, desde el monopolio del conocimiento o las técnicas, hasta poseer mejores herramientas o ventajas organizativas, haber nacido con un talento especial, o ser capaz de imponerse por la fuerza bruta, les da derecho a todo lo que puedan conseguir.

Este es un aspecto que es antagónico al que pretendemos desde el anarquismo, pues desde nuestro punto de vista, no tiene que recibir más quién tiene más capacidades físicas, mentales, técnicas o productivas, en función de su suerte en el reparto del ADN, de acceso al conocimiento, a los recursos o simplemente porque «ha nacido con la flor al culo» como se dice vulgarmente.

La lógica capitalista, recompensa en primer lugar el rendimiento y el poder, y nosotros como anarquistas tenemos que optar por un modelo que priorice la remuneración en función del esfuerzo y el sacrificio invertido.

Teniendo claro este hecho, nosotros pensamos que a cada cual se le tiene que dar según sus necesidades (esto es, según el número de hijos, las discapacidades físicas o mentales, circunstancias medioambientales, y un largo etcétera de acondicionamientos intrínsecos a las personas y el lugar) y de cada cual según sus posibilidades. Cuestión esta última, que quiere decir que no para estar más dotado físicamente, una persona que trabaja en el campo y es capaz de cargar más número de sacos de patatas en 6 horas, tiene que recibir más que otro que es más endeble y carga menos en el mismo tiempo, a pesar de haberse esforzado y sufrido igual que el otro.

Tampoco contemplamos como motivo para obtener más beneficios quienes tiene la capacidad de estar en un puesto de trabajo que produce un artículo más complejo (por ejemplo un coche o el diseño de una máquina), que el que recoge la basura de una población X, pues los dos son necesarios para la sociedad en la que vivimos y se complementan.

Se puede valorar percibir un plus por quien está dispuesto a trabajar más horas, o quienes tienen que trabajar en situaciones de especial penosidad, lo cual dicha sea de paso, tendría que poder ser rotativo siempre que las circunstancias lo permitan. En todo caso, la comunidad futura tendría que valorar estos aspectos en función de las circunstancias existentes, siempre en vistas a mejorar las condiciones de todos/as.

Algunos pueden objetar que ciertas tareas se pueden desarrollar si antes has invertido tiempo en unos estudios, y que este hecho te tendría que representar un plus por encima de quien ha decidido no invertir su tiempo a prepararse, por eso, consideramos que los estudios tienen que ser recompensados igual que si se está ocupando un puesto de trabajo mientras estos se lleven a cabo, pero en ningún caso se tienen que considerar como argumento válido para pedir más. No todos tenemos el don de ser buenos estudiantes, y no todos tenemos el don de ser buenos carpinteros, trabajo por el cual quizás no hacen falta estudios, pero si habilidad y experiencia que se puede recoger mientras otro está estudiando. Los dos invierten su tiempo en aquello que les es propio por sus habilidades, y en la medida que se pueda, satisfactorio.

La autogestión

La economía afecta al nivel de opinión de cada sujeto en las decisiones sobre la producción, el consumo y la asignación de recursos.

En el capitalismo los propietarios y los capitalistas tienen un gran nivel de decisión, mientras que la mayoría de personas no poseen prácticamente ningún tipo de decisión y paradójicamente son los que mayoritariamente se verán afectados por la evolución económica/productiva.

Pero nuestra economía, a la que aspiramos, tiene que ser necesariamente una economía democrática.

La gente tiene que controlar sus propias vidas según niveles dignos y más cuando se trata de economía.

Lo que esperamos llevar a cabo cuando elegimos tanto una manera para tomar las decisiones como unos procesos asociados de discusión, planificación del programa, etc., es que cada sujeto tiene que tener una influencia sobre las decisiones en proporción al grado en que lo afectan. En definitiva, la democracia directa, tiene que entrar en todos los niveles de toma de decisiones. Desde los ámbitos más altos, donde se verían las necesidades globales de la sociedad, hasta los ámbitos más próximos, los puestos de trabajo/producción. Lugares todos ellos, que a día de hoy están fuera del alcance del 99% de la población. En palabras de Roben Hahnel: «Proponemos que los consejos de trabajadores y los consejos de consumidores, en sus barrios, realicen sus propuestas de lo que quieren hacer, desde el punto de vista de producir o consumir, y ellos mismos negocien como unirán esto en un plan anual factible».[3]

En realidad, la lógica es bastante simple. Citando otra vez a M.Albert: «Si no tenemos todos una opinión sobre las decisiones en la medida en que nos afectan, entonces determinadas personas tendrán una opinión superior que la proporción en que la decisión los afecta, y otros tendrán una opinión menor a cómo los afecta la decisión, pero no existe una base moral para tales diferencias».

La eficiencia

En el capitalismo las preferencias de los propietarios se convierten en las finalidades más solicitadas y lo que aprecian los propietarios no se malgasta. Así que en el capitalismo la eficiencia significa el buscar el máximo beneficio mientras se reproducen las condiciones para obtener beneficios sin malgastar las ventajas que los propietarios puedan explotar. A los capitalistas no les importa destruir seres humanos, cuando la gente afectada es prescindible en lo que concierne al beneficio. A los capitalistas no les importa que sus trabajadores enfermen debido a las malas condiciones de seguridad e higiene en sus puestos de trabajo, o que a consecuencia de su voracidad insaciable por los beneficios, ecosistemas enteros desaparezcan, dejando a quienes hasta aquel momento viven allí en la más absoluta miseria, insalubridad y pobreza. En el capitalismo ser eficiente significa ser miserable, porque el capitalismo es un sistema miserable.

En una economía anarquista, ser eficiente necesariamente significa producir, consumir y repartir los recursos según necesidades ya conocidas, no artificiales, y desarrollar potenciales coherentes con la solidaridad, la diversidad, la equidad y la autogestión cómo hemos venido exponiendo hasta ahora. Y significa no malgastar nada de lo que podamos disfrutar o de lo que nos podamos beneficiar. Esto es lo que identificamos como una economía eficiente: la racionalidad y la capacidad de producir lo que es necesario y no superfluo.

Todos estos aspectos son los que consideramos a grandes rasgos los que tendrían que formar el esqueleto de una economía más racional y anarquista. Pero lo que hay que hacer de manera inmediata, es poner en marcha más estructuras a nivel de producción/consumo de las que ya existen. Cooperativas donde poder empezar a poner en práctica estas bases, que son el paso pre-revolucionario lógico con la correlación de fuerzas actual.

En el desarrollo de esta tarea (tímidamente en marcha a la actualidad), es y será de gran ayuda el anarcosindicalismo de la CNT.

El anarcosindicalismo

Para poder influir en la sociedad, y acontecer una idea atractiva, no hay nada mejor que la propaganda por el hecho. En este aspecto, el anarcosindicalismo de la CNT es una herramienta muy valiosa, pues intenta poner remedio a las dificultades que afectan a lo que es más inmediato y vital: garantizar el plato en la mesa a través de la defensa de los trabajadores y sus derechos como tales.

Es innegable, que a pesar de los intentos de difuminar la sociedad de clases desde las altas instancias del sistema, la clase trabajadora, la de los explotados, continúa existiendo. Negarlo seria absurdo, y atendiendo a esta realidad, se concluye que nuestros intereses no son los mismos que los de la clase dominante, y por lo tanto, hay que revitalizar para nuestra clase su primera línea de defensa eficiente: el sindicato.

En la CNT tenemos una buena tarea a hacer, pues hace unos cuántos años que ha logrado empezar a salir del «gettho» ideológico y está afianzando la validez de sus planteamientos con resultados constatables. Es una acción libertaria eficiente, aquí y ahora, y con la capacidad de dar cabida no sólo a anarquistas, sino a gente que no se define como tal pero que se siente a gusto por las características y funcionamiento que tiene el sindicato. Esta capacidad aglutinante es básica para poderse plantear a largo plazo una acción revolucionaria real y con posibilidades de éxito, pues es necesario sumar a la iniciativa a la población en general y no sólo a una vanguardia al estilo marxista, que estaría condenada al fracaso más absoluto.

Lo que define a la CNT como sindicato diferente, es la no participación en las elecciones sindicales a Comités de empresa, el hecho de no recibir subvenciones y el de no tener liberados sindicales, practicando la acción directa, es decir, que los trabajadores resuelvan sus problemas sin mediadores y por lo tanto, que tomen conciencia de clase y capacidad de lucha. Todo esto conjugado con un funcionamiento asambleario y de ausencia de jerarquías, y por lo tanto, un funcionamiento horizontal y plenamente democrático. Esta serie de características convierten este sindicato en la herramienta fundamental en la que todos los anarquistas nos tendríamos que ir integrando si todavía no estamos. Y más en un momento donde la opinión pública está especialmente predispuesta a escuchar los planteamientos de democracia directa, los cuales propugna la CNT.

Hay que conseguir hacer más fuertes todavía los sindicatos que la integran, y de este modo conseguir crear más cooperativas de consumo/producción, para empezar a ensayar una vez más una economía paralela, que nos permita de la manera más amplia posible salir del sistema capitalista al uso. Es más, desde la CNT se tiene que continuar fomentando la toma de las empresas que están siendo cerradas por la patronal, convirtiéndolas en cooperativas bajo control de los propios trabajadores (recordemos que ya hay más de 50 al Estado español que han pasado bajo control obrero y que se están demostrando viables). Experiencias anteriores recientes, las podemos encontrar a partir del año 2002 en Argentina, donde después del «corralito» y el cierre de más de 2000 empresas, multitud de ellas fueron gestionadas por los propios trabajadores de manera satisfactoria. Según una investigación de la Universidad de Buenos Aires, en Argentina hay 205 empresas recuperadas por sus trabajadores, con una fuerza laboral de 9.362 personas, aunque otras fuentes hablan de unas 300 compañías autogestionadas por unos 20.000 trabajadores.

De estas, un buen ejemplo a seguir es ZANÓN, que hoy tiene 460 puestos de trabajo, e incluso aloja una escuela nocturna para que los trabajadores de la planta y de la zona sigan sus estudios primarios y secundarios.[4]

Tampoco hay que olvidar iniciativas brillantes que parten de cero en nuestra propia casa, como la Cooperativa Integral Catalana, que tiene un proyecto muy ambicioso y alentador.

Si bien aspiramos a ir mucho más lejos que el simple cooperativismo con los pros y contras que tiene, no es menos cierto que es un buen comienzo donde ensayar los pilares básicos de una economía más amplia como la que hemos mencionado con anterioridad: solidaridad, diversidad, equidad, autogestión y eficiencia.

Controlar los centros de producción material o intelectual es básico para combatir y finalmente parar el capitalismo. Por eso es necesario revitalizar el anarcosindicalismo, baluarte democrático y de toma de conciencia.

La vigencia de las huelgas y la necesidad de unir esfuerzos

Hay que tener claro, que si bien últimamente las Huelgas Generales no están teniendo mucho éxito (debido a sus planteamientos de partida limitados y de efectos previsibles y asumibles por el poder), esta no es una herramienta del pasado. Al contrario, una Huelga General indefinida (y no de 24h como están planteando los sindicatos amarillos), sería una arma muy eficaz. Pero esta, para esgrimir su máximo potencial, necesariamente tiene que ir acompañada de Huelgas de Consumo e incluso de hipotecas/alquileres para ser realmente demoledora para el sistema capitalista. Hay que evitar que el capital llegue a las entidades financieras, ya sea proveniente del sector productivo o del sector del consumo.

La confluencia con otras centrales sindicales combativas (CGT, SO) para la construcción de una serie de futuras huelgas eficientes, a pesar de los aspectos de praxis que nos puedan separar, en este momento es más que necesaria. Tenemos que intentar radicalizar la lucha y no lo tenemos que dejar caer en manos de sindicatos (principalmente CC.OO. y UGT) que han demostrado su sumisión al sistema durante más de 30 años.

Si bien ya hace un tiempo que desde el anarcosindicalismo se trabaja en esta dirección, hay que redoblar los esfuerzos, pues es necesaria una mayor concienciación de la sociedad para lograr estos objetivos.

La salud democrática

Es un aspecto este, que por mucho que se haya pregonado a los cuatro vientos desde hace más de 30 años, no existe de manera plena en nuestra sociedad actual (si dejamos de lado honrosas excepciones), y menos en cuanto a los estados se refiere. Ni en Cataluña, ni en España, ni en Europa y tampoco a nivel mundial disfrutamos de algo que se aproxime a lo que para nosotros se podría denominar democracia.

A nadie se le tendría que escapar que las democracias parlamentarias actuales (y a partir de aquí me referiré a la que tenemos en el estado español para simplificar), no son más que «el chocolate del loro», un modelo «democrático» de primer curso de primaria, donde el ciudadano no es considerado mayor de edad y sólo se le permite poner una papeleta en una urna cada 4 años. Un sistema, donde la mayoría de partidos o bien reproducen los mismos esquemas para elegir sus propios liderazgos, o simplemente los nombran a dedo desde los órganos directivos.

Un sistema donde se fomenta el bipartidismo, pues el mecanismo por el cual se rigen las elecciones y el reparto de escaños (ley de Hont), tiende a beneficiar a los partidos hegemónicos y a silenciar a los pequeños o a los nuevos, en función muchas veces, de la dispersión de los votos por las diferentes circunscripciones. Un sistema donde las listas de candidatos están cerradas y no se puede elegir a quién tú cruces que lo haría mejor de entre la gente de un partido concreto, de forma que ya desde el inicio, hay una mano negra que te recorta tu capacidad de decisión, y por lo tanto, la democracia.

Sin olvidar, que los medios de comunicación públicos, que tendrían que ser garantes democráticos, tienen unos minutos asignados a los diferentes partidos con representación parlamentaría, cosa que los que aparecen como novedad, o la hacen muy gorda o no saldrán . Obviamente, los medios de comunicación privados (en manos de las élites) de ámbito de masas, tienen intereses privados de fondo, y son pieza clave en la creación de opinión al servicio de estos, o sea que ya no hace falta tenerlos en cuenta.

Ni tampoco nos podemos olvidar de que los partidos políticos reciben carta blanca para cuatro años para hacer y deshacer. Traigan el programa electoral que traigan, una vez elegidos no tienen porque cumplir sus promesas. Se las pueden saltar todas, una por una, hasta no respetar ninguna (el ejemplo del PP en las elecciones del 2011 es uno de los casos más flagrantes), y aquí paz y después gloria. No tienen porque dimitir, no los puedes echar, y un largo etc. de incompatibilidades democráticas.

Olvídate de referéndums y demás Iniciativas Legislativas Populares (ILP), que quedan muy bien sobre el papel, pero los referéndums no tienen capacidad vinculante y sólo son consultivos (a la práctica, harán lo que quieran los partidos políticos con el resultado) y son piezas de coleccionista que sólo pueden poner en marcha los partidos políticos (en el estado español sólo se han hecho tres desde el año 1978, sobre la Constitución española, la OTAN y la Constitución europea. Y en Cataluña dos, por la aprobación de estatutos de autonomía), y las ILP, a pesar de que parten de iniciativas populares, también requieren en última instancia que den el visto bueno los partidos políticos, y son rechazadas sistemáticamente en la mayoría de ocasiones.[5]

Mención aparte, se tiene que hacer de la monarquía: hereditaria. Y sobre los cuerpos de «seguridad», aunque no hay que extenderse en este asunto concreto, pues de todos es muy conocido que ejército y policía son estamentos jerárquicos y no democráticos. Brazo habitual del sistema a la hora de endurecer el régimen social existente por medio de golpes de estado y represión. Y no olvidamos que uno de los otros pilares del sistema, el poder judicial, el cual tendría que garantizar el acceso a la «justicia» de todos los ciudadanos independientemente de sus ingresos, con las últimas reformas hechas por el ministro Gallardón[6], se ha acercado más al modelo de «justicia para los ricos» con el aumento de las tasas aplicadas en los diferentes grados y procedimientos establecidos.

Pero dejando de lado el hecho «democrático» de representación parlamentaria y sus estructuras anexas, el lugar donde la carencia de democracia es más palpable y lo tenemos que sufrir de manera cotidiana, son los centros de trabajo. Aquel lugar donde la mayoría pasamos como mínimo un tercio del día, que no es poco! Y esto si es que no estamos en el paro, que no es más que otra forma de control social y de falta de democracia, al impedir el reparto del trabajo y de este modo garantizar que se puedan mantener sueldos y condiciones de trabajo bajos. El sistema capitalista siempre tiene un paro estructural, no existe la plena ocupación.

Nosotros pensamos que se tiene que trabajar menos para trabajar todos. Y el «todos» incluye elementos parasitarios de la sociedad como los que están en el ejército[7], donde no producen nada y representan enormes gastos. Con un reparto más lógico de la riqueza y los recursos esto es posible.

El centro de trabajo, es el lugar donde la dictadura es más evidente. Los trabajadores, fuerza motriz de la producción y de los recursos con los cuales una sociedad puede vivir, se ven absolutamente impedidos en el momento de elegir qué, como y cuando se tiene que producir. Qué, como y cuando tienen que recibir un beneficio por su actividad, y con qué proporciones y bajo qué criterios se tiene que repartir.

Todo esto lo decide la patronal y el Estado. Ellos, con sus normativas en la mano (o no. Todo depende de la capacidad de coacción que tenga cada patrón) tienen la sartén por el mango si estamos desunidos. En función de este hecho, la patronal y el mercado con sus especuladores, se arrogan el derecho a llevarse un pedazo más gordo del pastel y a repartir las migajas sobrantes a los trabajadores. La cantidad suficiente (o no), para que se puedan mantener para ir a trabajar al día siguiente, mientras él/a, el empresario, disfrutará en muchos casos de una casa (u otros muchos artículos) que un obrero no podrá pagar ni juntando los salarios de toda una vida. Dispondrá de un tiempo libre que el trabajador/a no tendrá ni en sueños, pues las nuevas tecnologías y la mecanización moderna, que ahorra trabajo y tiempo de producción, paradójicamente no ha supuesto una mejora en cuanto a los horarios de trabajo, y de este modo, por imposición de los mercados especulativos del capitalismo, el trabajador continúa encadenado de manera irracional a su puesto de trabajo.

Es justa y democrática esta manera de repartir los salarios? Es democrático el sistema explotador donde uno vive a cuerpo de rey y 99 malviven o sobreviven en un mundo donde los recursos son enormes y suficientes para cubrir las necesidades de todos?

Para citar un buen ejemplo para ilustrar lo que queremos decir, citaremos a Proudhon:

«El capitalismo ha pagado las jornadas de los obreros. Para ser exactos, se tiene que decir que el capitalismo ha pagado tantas veces una jornada como obreros ha empleado cada día, que no es el mismo. Porque esta fuerza inmensa que resulta de la acción y de la armonía de los trabajadores, de la convergencia y la simultaneidad de sus esfuerzos, no lo ha pagado. Doscientos granaderos levantaron en pocas horas el obelisco de Lúxor (en París), se supone que un solo hombre, en doscientos días, lo habría hecho? Aún así, para el capitalismo, la suma de los salarios habría sido la misma».

Es por eso que es importante la presencia de la CNT en los puestos de trabajo. La democracia real, la Democracia Directa, tendría que estar presente en todos los ámbitos de la sociedad. No somos números! Ni bestias! Somos personas!

Ensayémoslo de momento a pequeña escala siempre que podamos. Aparte de las luchas de la CNT, el movimiento del 15M ha sido en un principio una herramienta bastante provechosa y se han obtenido algunos resultados positivos, pero hay que ir más allá. Desde las asociaciones de vecinos, hasta grupos de presión autónomos. Todo lo que no está ligado al sistema es válido si se gestiona de manera horizontal y sin la presencia de partidos políticos.

Aparte de algunas iniciativas del 15M (evidentemente no todas), un buen ejemplo también lo tenemos en las luchas vecinales del área metropolitana de Barcelona a finales de los años ‘70, un auténtico ejemplo de ensayo de lucha y autogestión.

La toma de decisiones tiene que ser mediante la asamblea, de manera horizontal, sin líderes. Este aspecto se tiene que poder constatar en todos los niveles dentro de una futura federación de municipios libres. La colectivización, la autogestión y la libertad tienen que ser pilares fundamentales. Nosotros trabajamos para eso.

Educarse: pilar fundamental para una sociedad libre

«Los seres humanos nacen ignorantes, no idiotas;
es la educación la que los convierte en idiotas
».

Bertrand Russell

Prácticamente todas las relaciones sociales que dan vida a la convivencia en la escuela «oficial» y sus metodologías de trabajo, apuntan al control social de los individuos y la reproducción de las pautas sociales. La escuela funciona como una máquina que produce sujetos funcionales y dóciles para la sociedad capitalista en la que la misma escuela está inserta. Sólo hay que mirar lo que ha significado para la enseñanza el Plan Bolonia para saber que actualmente, el enfoque está más dirigido a cumplir con las necesidades y los requisitos del mundo del trabajo, que no del mundo del conocimiento y el desarrollo personal, función para la cual tendría que ser la escuela; al menos desde la óptica libertaria.

Pero con esto, no queremos dar a entender que tenemos que luchar con dientes y uñas contra la escuela pública por mucho que sea una herramienta de integración del estado mientras la correlación de fuerzas existente en la sociedad sea la que tenemos en la actualidad. Mientras no tengamos suficiente fuerza cómo para crear una red digna y eficiente «de escuelas libres», tenemos que apoyar a una escuela pública, gratuita y de la máxima calidad, y luchar contra la privatización de la enseñanza que estamos sufriendo últimamente. Cosa esta última, que de producirse hasta las últimas consecuencias, nos adentraría todavía más en las entrañas de la bestia.

En todo caso, no dejaremos de cuestionarla. Porque no tenemos que perder de vista que nosotros pensamos que para crear una sociedad libre, es necesario educar, o mejor dicho educarse y permitir que cada individuo pueda tener un aprendizaje adecuado a sus necesidades y que potencie sus capacidades. Rechazamos un tipo de escuela autoritaria, donde las cosas son así porque lo dice «alguien mejor que tú», y preferimos una donde la solidaridad y la colaboración sea un pilar básico frente a las relaciones de fomento de la competitividad y el individualismo actual. Una escuela donde el aprendizaje no tiene que ser memorizar sin cuestionamientos, sino leer reflexionando y cuestionando. Donde no se tendría que valorar por encima de todo si el resultado es correcto o erróneo, sino el esfuerzo invertido para obtener un resultado.

Que la escuela no sea autoritaria y se deje un alto grado de autonomía al niño, es una pieza clave. Pero que no haya una autoridad rígida como la clásica, no quiere decir que no haya un acompañamiento. «En todo caso nuestro papel como adultos no es el de evitar o solucionar problemas, sino el de acompañar las dificultades que puedan surgir porque las resuelvan con sus propios recursos; de este modo serán aprovechados para avanzar. Nuestro papel no pasa por dar respuestas cerradas y directas a sus preguntas, sino para servir de eco y de interlocutores para que surja y se construya una respuesta propia».

«En esta relación entre el adulto y el niño, la verdadera clave es la auténtica comunicación; no es una comunicación entre iguales, sino entre el que tiene cuidado y el que es cuidado». Aún así, esta «autoridad» tiene que ir menguando en relación a la edad del niño/a.[8]

Todo esto, teniendo claro que no podemos crear escuelas al margen de todo. Está muy bien que hayamos conseguido crear durante los últimos años algunas «escuelas y proyectos libres» entorno a la educación, sean racionalistas, paidocéntricas, etc., pero en ningún caso tenemos que crear un «oasis» al margen del mundo real que nos rodea. No podemos crear seres alienados de la realidad que representa el capitalismo y la sociedad que ha creado y con la cual se tienen que enfrentar cada día. Y ¡cuidado! que con esto no estamos diciendo que los proyectos «de escuela libre» actuales lo estén haciendo mal o se tengan que dejar de lado. Todo lo contrario. Si son viables y con garantías de calidad, se tienen que potenciar. Grandes ejemplos los tenemos actualmente en la escuela libre Paideia, fundada ya hace 35 años en Mérida, o la escuela «el roure» a Sant Joan de Mediona, en la comarca del Alt Penedès, y en funcionamiento desde el 2001 (entre otras muchas instaladas en Cataluña).

Para simplificarlo todo un poco en un asunto tan complejo y delicado, citaremos cuatro aspectos importantes a nuestro entender[9]:

Educar: sacar las potencialidades. No desde fuera sino desde el propio individuo y su relación con el ambiente. Según Kropotkin, la educación tiene que ser permanente y recurrente, y tiene que partir desde la experiencia, que también se transforma constantemente. La educación tiene lugar durante toda la vida. El conocimiento y el aprendizaje tienen que partir de la necesidad del individuo de resolver sus interrogantes. Incluso, el paso por una institución podría ser necesario, siempre que se tenga claro que esta es un marcador de poder.

El educador: retomando a Emile Armand, se entiende que la educación es un proceso de iniciación, siendo el educador el iniciador para «aprender a aprender»… y a desaprender, por supuesto, dejando que fluyan con espontaneidad el sentido de «autonomía, libertad y unicidad». Igualmente, es pertinente retomar a Roben, por quien el educador es un «facilitador» de la información y un ejemplo (desde el ámbito moral) de libertad y solidaridad.

Familia y escuela: el niño, según Bakunin, no pertenece más que a si mismo y a su futura libertad. Por lo tanto, la familia y la escuela tienen que dejar de ser estos referentes primarios de autoridad. Las relaciones que tienen que atravesar estas dos instancias son «el afecto y las afinidades libres», como proponía Elisee Reclus.

Educación y revolución: son procesos complementarios. Hay que educar para evidenciar la necesidad de una revolución y para prepararla. De esta forma se traslada la dimensión dominante que ha mantenido la escuela a una experiencia que permite liberar la rebeldía. Claro que es un proceso permanente que no espera al hecho que se den los resultados; se empieza y recomienza diariamente. La educación desde la óptica anarquista aspira a educarse en el compromiso social. Educa para la libertad y también para el compromiso.

Hay que aclarar sobre este último punto, que de ninguna forma pretendemos que el anarquismo sea una parte obligada de la enseñanza. No queremos que la educación esté al servicio de ninguna ideología, pues consideramos que las ideologías políticas no tienen que encorsetar a la persona que se está educando. Pero lo que sí se tiene que fomentar — y que coincide con planteamientos anarquistas y esto puede llevar a equívocos — es la libertad y el derecho a cuestionar, a aprender y a rebelar-se del individuo. Condición indispensable esta última, para una sociedad futura libre y con garantías de éxito. De aquí el apoyo del anarquismo a este tipo de planteamientos.

El hecho nacional contra el estado

Cómo anarquistas, estamos invariablemente en contra de los estados. No nos gustan porque son formas jerárquicas, de opresión, de control, etc. en perjuicio de la mayoría y en beneficio de los intereses de unos pocos. Ya sean los mercados, ya sean las oligarquías. El estado, con el gobierno que lo representa, no es más que una mafia hecha legal. Tiene los mismos atributos que pueden definir una mafia siciliana: monopolio de la violencia (policía, ejército), monopolio de la extorsión (impuestos), monopolio de la «justicia» (estamento judicial, prisiones), etc.

Pero el anarquismo, como ideología que defiende la libertad individual y colectiva, no puede restar impasible cuando un estado oprime a un pueblo, ya sea por razones de lengua, raza, costumbres, etc.

Defender la independencia de personas y pueblos, es totalmente aceptable. La independencia de un pueblo, como la libre federación, es compatible y deseable desde nuestros planteamientos. Lo único incompatible, es que la lucha por la liberación nacional (nación entendido como pueblo, no como estado), traiga emparejada la creación de un nuevo estado y de un nuevo gobierno.

Pero esto no quita, que con la situación actual que atraviesa Cataluña, este posible resultado sea una excusa para permanecer inactivos y continuar sometidos a otro gobierno al servicio del estado español. Esto nos haría cómplices de una injusticia. El hecho de que la correlación de fuerzas actual no nos permita liberar Cataluña sin caer en el error de acabar creando (mucho a nuestro pesar) otro gobierno, no es excusa suficiente para permanecer impasibles. La permanencia bajo otro estado (el español) que a plena luz del dia, agrede invariablemente la lengua, la convivencia y la economía de un territorio o nación (término que repetimos, tiene que ser entendido como pueblo y no como estado) en pro de fortalecer el centralismo, la homogeneización de lengua, cultura, etc., para de este modo mantener una posición de poder más cómoda, nos tiene que hacer sublevar. Pues es intrínseco a todos los estados buscar la uniformidad en todos los aspectos, sobre todo en cuanto a los culturales, lingüísticos, religiosos, etc. para evitar tensiones internas y la desmembración del «palacete» que se ha montado la oligarquía de turno a lo largo de los años, sea esta española, catalana o francesa.

En definitiva, opinamos que hay que apoyar a la independencia de Cataluña si la mayoría del pueblo está de acuerdo. Del mismo modo que pedimos la libertad del pueblo mapuche (para poner un ejemplo) en Chile, no nos tiene que hacer perder el sueño defender lo que nos es cercano. Que si bien somos ciudadanos del mundo, también lo somos del pueblo catalán, y no nos tiene que dar miedo defenderlo contra el estado.

Sin olvidar, que si la independencia comporta el establecimiento de un nuevo estado/gobierno, nosotros lucharemos en contra como hasta ahora, hasta conseguir una federación de municipios libres. En definitiva, una sociedad anarquista.

Ecologismo

El movimiento libertario o anarquista siempre ha considerado la defensa de la tierra y de los seres que vivimos en ella como un tema capital en su componente ideológico.

Es este un tema que ha estado presente en un gran número de escritos de hombres y mujeres de tendencias anarquistas. Ya sea desde el ámbito de la geografía como los dos hermanos Reclus o el mismo Kropotkin que en su obra «El Apoyo Mutuo» defiende la teoría que la cooperación entre especies es habitual en los animales en estado salvaje y que resulta beneficiosa y armónica para la naturaleza, al contrario que la competición y la lucha que describió Darwin en sus estudios.

Desde el mundo de las ideas, el filósofo y naturalista Jean-Jacques Rousseau afirma que desde que los humanos nos sometemos a las leyes del hombre hemos perdido nuestra condición natural y primigenia por culpa de la «civilización y el progreso». A pesar de haberlo afirmado más de doscientos años atrás, estas palabras hoy más que nunca mantienen su plena vigencia.

El paso de la agricultura de subsistencia donde cada familia producía lo que necesitaba para comer a la intensiva fue un paso que ha acontecido crucial para entender la situación actual. Algunas de las consecuencias ecológicas son devastadoras: la depredación de los recursos naturales para sobreproducir comida que nadie necesita, el uso de sustancias químicas y venenos para aumentar la producción, la modificación genética de vegetales para dejar las patentes en manos de multinacionales, la explotación criminal de los animales para nuestra conveniencia y, en general, la pérdida de la autonomía y de la capacidad para auto-abastecernos en nuestras necesidades alimentarias.

El capitalismo salvaje que nos gobierna no parece querer poner remedio a la depredación de los recursos mundiales, a buscar alternativas a la finalización de la era del petróleo, a eliminar las emisiones contaminantes o a las mega-infraestructuras innecesarias y multimillonarias.

A pesar de que el ideal sería una revolución que comportara un cambio total y radical en nuestra forma de vida, actualmente, y mientras no podamos hacer otra cosa, hace falta que estemos junto a todas las personas que luchan contra las incineradoras de residuos, las autopistas, el TAV, las nucleares, el «fracking», los vertederos... Junto a los activistas anónimos que liberan animales de los laboratorios donde sólo los espera la tortura y la muerte. De la mano de quienes saltan a la plaza de toros a denunciar la matanza de animales para el «divertimento» humano.

Los humanos no somos el gran problema de la crisis ecológica, el problema real es el sistema económico, el capitalismo y la jerarquización social. Las personas ya no decidimos absolutamente nada de lo que nos afecta, los gobiernos políticos y los gobiernos económicos, formados por personas profundamente ignorantes y sin escrúpulos toman las decisiones que les convienen a los intereses de las élites dominantes.

Con estas palabras entendemos que todos los y las anarquistas tendríamos que ser ecologistas y todas las persones ecologistas tendrían que cuestionar los fundamentos del sistema y hacer piña con el anarquismo para derrocarlos. Porque sólo una sociedad sin clases, donde los trabajadores y trabajadoras autogestionemos totalmente nuestras vidas podrá perdurar y tener futuro. La situación actual sólo trae a la destrucción.

[1] Ediciones Urano, S.A. 2012.

[2] «El capitalismo. Mentalidad y discurso». Colectivo Escuela Libre.

[3] Periòdic Diagonal. Abril 2010. Fragment de l’entrevista realitzada a R. Hahnel durant les jornades de celebració del centenari de la CNT a Barcelona.

[4] Agència EFE.

[5] Extret de la Viquipèdia. «L’article 87.3 de la Constitució Espanyola contempla la possibilitat, regulada segons la Llei Orgànica 3/1984, de que els ciutadants proposin iniciatives de llei amb el suport de 500.000 signatures (50.000 per al Parlament de Catalunya), propostes que la llei denomina ILP (Iniciativa Legislativa Popular). Tanmateix existeixen una sèrie de limitacions per aquestes iniciatives:
— No pot reformar una Llei Orgànica, ni regular un tema propi d’una Llei Orgànica. Això exclou el Codi Penal, els Estatuts d’Autonomia, el Defensor del Poble, la llei del Tribunal Constitucional, la llei Electoral, la llei d’Educació, la llei de Dret de Reunió, la llei de Llibertat Sindical, la llei de Llibertat Religiosa, etc.
— No pot reformar cap llei tributaria. Això exclou la Llei General Tributaria, la Llei Reguladora de les Hisendes locals, la Llei de l’IRPF, la llei de l’IVA, etc.
— No pot reformar una llei de caràcter internacional.
— A partir d’una ILP no es pot eleborar una llei referent a la prerrogativa de gràcia i l’indult, que segons l’article 62 de la Constitució correspon al Rei.
— No pot reformar el Consell Econòmic i Social, els paràmetres de redistribució de la riquesa, l’amortització entre regions ni la planificació de l’activitat econòmica. Tampoc poden proposar-se els Pressupostos Generals de l’Estat ni esmenes als mateixos.
— No pot reformar la Constitució. Segons l’article 166 de la Constitució aquesta només es pot reformar mitjançant els apartats 1 i 2 de l’article 87, la qual cosa exclou la ILP.
— Des de l’inici del període democràtic el 1978, només nou ILP han passat el filtre de la Mesa del Congrés i tan sols una ha estat aprovada pel Ple del Congrés, relativa a la modificació de la Llei de Propietat Horitzontal.
— A Catalunya, només dos han arribat al Parlament i només una ha estat acceptada, relativa a l’abolició de les curses de braus. La que anava contra la proliferació de transgèncis fou rebutjada per la mesa.

[6] BOE. Ley 10/2012 de 20 de novembre.

[7] Les Forces Armades Espanyoles explicaven al començament de 2012 amb un nombre de 179 000 militars en actiu (47 500 militars de carrera, 1 500 de complement i entorn de 80 000 soldats de tropa i marinería), així com 50 000 reservistas voluntaris.

[8] Extret del blog http://www.elroure.org/2011/01/acompanyar-el-creixement.html

[9] Extret del blog http://noticiasyanarquia.blogspot.com.es